En este escrito trabajaré el concepto de la mimesis enfatizando con Platón y su libro X de
Se puede entender la mímesis como un concepto propio de la estética clásica griega desde un sentido originario mítico, basado esencialmente en la imitación de acciones humanas relacionadas estas con las danzas dionisiacas, en honor al dios del vino.
Posteriormente la mimesis designaría arte del autor perteneciente con la música, la poesía y la escultura.
Para empezar con Platón, este muestra una división de la mímesis. En primera instancia un sentido natural, ubicando en este las artes “ectéticas”, es decir, las artes otorgadas por la naturaleza como la caza y la pesca. La segunda instancia esta dada en un sentido idealista, lugar donde se encuentra la poesía.
Se agrega que el tratado donde se subraya todo el problema de la mímesis es el libro X de
El primero recibe el sentido de la imitación basado especialmente en el arte de hacer herramientas, mientras que los siguientes alterna de forma gradual la primera copia hasta llegar al punto de deformarla totalmente. Básicamente, esto es lo que Platón quiere demostrar, la imitación de ideas por parte de los personajes anteriores.
Pero se concreta más esta idea especificando la división del mundo del conocimiento en los distintos planos[1]. Primero en el mundo suprasensible se encuentra lo innato del concepto, la idea original suprema representada por dios. Es aquí donde se halla la idea netamente en su estado más puro, más perfecto. En el siguiente plano, el inteligible, lugar donde se ubica al artesano, es el más cercano a la idea original, este la trabaja pero ya comienza a apreciarse cierto grado de deformación y en el último escalón, el sensible, correspondiente al poeta y el pintor predomina aún más la deformación de la idea. De esto concluye Platón que las artes consideradas de imitación como la poesía y la pintura copian defectuosamente la idea original transmitida por el demiurgo al mundo inteligible, es decir se alejan de la realidad del concepto en sí.
Además, Platón aborda una severa crítica a los poetas, caracterizando que aquellos no manejan una techné o técnica sino una inspiración provocada por los dioses, quienes le dicen como actuar y que decir y nunca se aproximan a lo racional. Es por eso que no conocen la idea primera y no saben que es lo que imitan, tan solo tienen una ilusión.
Conjuntamente con la techné, Platón trabaja el término de la poiesis, la primera indica al manejo que hace un versado sobre algo que fabrica y tiene todo el conocimiento para hablar con propiedad del objeto en cuestión. Esto es lo que le falta al poeta, ya que lo que hace es nombrar las cosas como él cree que son, no las maneja a ciencia cierta. Respecto a la poiesis se refiere al hacedor o constructor y ese es dios, quien designa al demiurgo como puente en el transito de conocimientos.
De esta forma, concluye Platón, los poetas no pueden gobernar la polis ya que se encuentran más relacionados con las imágenes que con la realidad, más cercanos a las alabanzas que a los problemas reales de manejar una institución tan grande como el mismo gobierno de una ciudad ática.
En cambio, con Aristóteles se da una escisión de lo que es la mímesis, ya que no parte de una visión idealista. La mímesis aristotélica es esencialmente poética, donde se entiende a esta como una ciencia productiva de carácter cognitivo y constructivo.
El género que se expone en la poética es la representación de una acción, un mito que lleva una trama. Estas acciones de carácter noble relacionada con la tragedia y vulgar con la comedia.
Por consiguiente, el punto de partida de
Por lo tanto los medios, objetos y modos de imitación dan la cualificación a una creación artística.
Como primer criterio, los medios, apuntan a la estética material implicados en colores y figuras y en lo musical en lo que se emplea el uso de instrumentos como la flauta, la cítara de esta forma se desarrolla el ritmo, la palabra y la armonía.
Seguidamente, en lo relacionado a los objetos imitados, el filósofo enuncia que “Puesto que los imitadores imitan a sujetos que actúan, es preciso que (dichos sujetos) sean honestos o deshonestos (los caracteres, en efecto, casi siempre se reducen a éstos, porque todos se diferencian entre sí por su maldad o virtud), ya sean mejores, ya peores, ya iguales a nosotros mismos.” (Aristóteles 1991:2). Se precisa aquí, un desarrollo importante basado en que la tragedia tiene como objetivo imitar básicamente a los hombres como sujetos morales; la tragedia representa a los hombres en toda su grandeza y debilidad en tanto que en el caso de la comedia de trata de imitar a los peores, sus bajas y pintorescas acciones.
En último lugar, pero con igual grado de importancia se llega al criterio sobre el modo de imitar:
“Una tercera diferencia entre estas (artes) está dada también por el modo en que imitan cada una de estas cosas. Porque, con los mismo medios y al representar las mismas cosas, es posible narrar en parte y en parte asumir el papel de un personaje distinto, como hace Homero, o presentarse como uno mismo sin transformación alguna, y es posible también presentar a los personajes mismos, como si ellos todo lo hicieran y lo crearan” ( Aristóteles 1991:3).Para concluir este apartado, Aristóteles recuerda cómo los medios y los objetos, en un caso , y el medio , en otro, vinculan a Sófocles, Homero y Aristófanes “…Sófocles sería un imitador igual a Homero, pues ambos representan a hombres honestos; desde otro punto de vista, sin embargo, sería igual a Aristófanes, pues ambos representan personajes que actúan y obran”(Aristóteles 1991:3).
Entre los conceptos anteriores de la mimesis, expuestos por los dos más grandes pensadores de la antigüedad, se visualizan ciertas diferencias. Se precisa a mi parecer que dos son las más importantes:
La primera relacionada en que la mimesis platónica aboga la imitación de ideas supremas, mientras que la aristotélica se indica con precisión a la imitación de acciones en el plano netamente humano; y en los cuales lo sobresaliente son el carácter de moralidad de estas. Es decir que tan perjudiciales son los resultados que hacen la consecución de ciertas dinámicas que influyen en desastres pero que reivindican una enseñanza.
La segunda diferencia se relaciona con el conocimiento y/o aprendizaje.
Para Platón la mímesis no otorga conocimiento, ya que esta se encuentra alejada de la verdad y sobre todo de la realidad. Por esta razón alude a que los poetas no pueden ser gobernantes ya que “viven” en un mundo de imágenes e ilusiones inspirados por musas.
Para Aristóteles, la base del aprendizaje es la mímesis o imitación, que es connatural al hombre - incluso llega a decir en estas palabras que el hombre es un animal mimético -, por tanto, toda imitación produce un aprendizaje. Siguiendo con el razonamiento aristotélico, aprender agrada a los hombres, es decir, hay un componente importantísimo y es el placer, "ver" lo imitado, lo mimetizado, produce placer, y por esto a los hombres les agradan las artes. Pero también llega Aristóteles a dos consecuencias muy importantes: partiendo de una base real en el arte de la pintura, la persona retratada, pueden suceder dos cosas: que uno conozca a la persona retratada y al ver el retrato, la imitación, le produzca placer la misma imitación o la utilización de los recursos (pinturas, etc). O puede suceder que no se conozca a la persona retratada, en ese caso sólo podrá producir placer la ejecución de la imitación, la utilización de esos recursos.
Además, lo que diferencia al hombre de los animales es el instinto imitativo de conocer, de aprender, de esto se podría partir sobre el origen del lenguaje, ya que imitamos por ejemplo lo que nuestros padres o cercanos dicen o hablan. Así que imitar algo, conlleva a comprenderlo, vivirlo a cabalidad, a enfatizar una fase de conocimiento y de re-conocimiento del objeto en cuestión.
Finalmente, a modo de conclusión, la mímesis que se rechaza es la devenida encarnación dionisíaca, primitiva, enmascarada, aquella que engaña al espectador. El racionalismo que se instala con Platón y Aristóteles no puede aceptar que, en la fiesta ritual los hombres cumplen su más alto destino: son dioses. Debe huirse de la desmesura, de la hybris, para construir la ciudad democrática. Asimismo, la mimesis devenida espejo coadyuva con la ciudad nueva porque, si esto es aquello, la enseñanza está asegurada y con ello la continuidad, el statu quo.
La mímesis, no entendida tanto en el sentido aristotélico de imitación sino, más bien, de convocatoria a los dioses muertos, tiene que ver más con la encarnación y la metamorfosis que con la copia. Se encarnan y metamorfosean en dioses; claro está que no se trata de dioses a la manera del Dios judeo-cristiano, hoy en boga, hecho "a la imagen y semejanza del Hombre", sino de dioses paganos, dioses para Hesíodo y para Homero: Titanes, Gigantes, Cíclopes, etc. Por eso mimesis es, para los griegos, kolossós, doble. El kolossós permitía poner a este mundo en relación con los muertos y con los dioses que aparecían en la epifanía.
BIBLIOGRAFÍA
ARISTÓTELES (1990). Poética. Caracas Venezuela: Monte Avila. Latinoamericana, pág 113.
PLATÓN. (1981). Obras Completas ( trad. De Juan David García Bacca), vol VIII, Caracas, Universidad Central de Venezuela
1 comentario:
que tal carlos....muy interesante tu publicado sobre mimesis, te comento que es especial es un tema muy importante para mi y me gustaria visitaras mi blog http://jalbertomendoza.blogspot.com/ espero recibir tus comentarios y podamos intercambiar puntos de vista
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