La afirmación radical sobre “el fin del arte”, expresada por Arthur Danto en los años ochenta, ha continuado efectuando una crítica radical de la naturaleza del arte en nuestro tiempo. Esta aserción refleja la enérgica expansión que han experimentado las prácticas artísticas en el fin del siglo xx gracias a la revolución tecnológica. El arte se ha zafado de los rígidos parámetros que definen la pintura y la escultura, y ahora puede expresar cualquier concepto por cualquier medio posible. Así, el final de siglo nos trae una gama de prácticas artísticas que van desde la fotografía digital a la realidad virtual pasando por el cine, el vídeo, la performance, etc.
Pero, ¿que se ha entendido cabalmente acerca del significado preciso que formuló Danto sobre este final?
Por lo tanto, la temática de este escrito es esbozar, de manera sintetizada, el enunciado sobre “el fin del arte”, utilizando para ello varios escritos tales como: Después del fin del arte, Posiciones filosóficas de Hegel y Danto sobre el “Fin del Arte, El final del arte y otros.
Cabe señalar, que para entender apropiadamente este “final del arte”, Danto en un artículo, introduce las concepciones que se han tenido en cuenta sobre lo que es el arte. De esta manera, rotula 3 modelos históricos para este concepto: “(…)el primer modelo encuentre aplicación básicamente en el arte mimético, en la pintura, la escultura y el cine, y el segundo incluya estas experiencias y otras muchas formas de arte que la mímesis no puede caracterizar con facilidad. El modelo final será aplicable al arte en un sentido muy amplio; remitirá tanto al concepto de arte en si como a la cuestión de si el arte ha llegado a su fin (…)”[1].
En cuanto al primer modelo, el arte como expresión mimética es la representación de las experiencias perceptivas. Es decir, el artista plasmaba imágenes que trataban de imitar la experiencia de lo real. Proyectaba, entonces, objetos de la naturaleza en general, de forma que llegara incluso, a engañar a los sentidos.
Consecuentemente, surgió el modelo en el cual, el arte se caracterizaba como una expresión de sentimientos. Es aquí, donde las emociones juegan un papel importante en las obras, ya que intensifican la subjetividad del autor en referencia a los estados de ánimo (sentimientos como alegrías, tristeza, ira). Danto afirma que “lo interesante era que, al existir pinturas puramente expresivas, y por lo tanto no explícitamente de representación, ésta quedaba excluida de la definición del arte.”[2]. Con la llegada de un nuevo modelo, este definía claramente que era arte y que no lo era, el arte como mímesis ya quedaba afuera de esta consigna. De igual manera,”(…) el concepto de expresión no permite establecer una secuencia evolutiva como lo permitía el concepto de representación mimética. No lo permite porque no existe una tecnología mediadora de la expresión.”[3] Este modelo impide que se genere una progresión, ya que es relativista e imposibilita pensar la historia linealmente; y sus avances quedan afectados, ya que no hay ningún autor que sea más progresivo que otro en cuanto a un tema específico. No incluye, pues, una concepción lineal de la historia.
En cuanto al último modelo, este presenta al arte como una especie de progreso en el marco cognitivo, en el cual, el arte se va aproximando a este paradigma de cognición.
De esta forma, el arte llega a su fin, cuando este se conoce a si mismo, cuando alcanza su autoconciencia ( en terminología hegeliana) y se sabe como arte. “La pregunta entonces es:¿ en qué consiste esta cognición?, y la respuesta , aunque en principio puede resultar decepcionante, es: en el conocimiento de lo que es el arte”[4].
Así, pues, el “ fin del arte” no corresponde a que no vayan a existir más obras artísticas, sino que este, alcanza un resplandor de propia auto-reflexión, hasta llegar al punto de ser su propia filosofía, “ convertido en el objeto de su propia conciencia teórica”[5] y se aprende lo que es y lo que significa.
Este problema surge con la exposición de Andy Warhol y sus cajas de Brillo, por el cual se genera la duda sobre si tales cajas son arte y porque otras no lo son. “El problema filosófico ahora es explicar por qué son obras de arte. Con Warhol quedó claro que una obra de arte no debe ser de una manera en especial; puede parecer una caja de brillo o una lata de sopa.”[6]. A partir de este momento, se precisan dos conceptos importantes – el problema de los indiscernibles y el pluralismo-. El primero aboga a lo relacionado, a cual es la razón de que tal objeto sea arte, contribuyendo así, a la definición de parámetros que adecuen lo más preciso posible si tal objeto es o no es artístico. El pluralismo, está concerniente en el periodo denominado poshistórico del arte, en el cual, el artista toma la dirección que más le atañe y gusta en cuanto a la creación artística, ya que ningún modelo o estilo es inferior o superior a otro.
Finalmente, a manera de conclusión, es que ya no es posible aplicar las nociones tradicionales al arte contemporáneo, sino que hay que centrarse en una filosofía de la crítica de arte que puede arrojar luz con la que quizá sea la característica más sorprender del arte contemporáneo: que todo es posible, debido a que no existen mandatos acerca de cómo deben manifestarse la obra de arte. Ahora, se puede usar cualquier fin expresivo, ya que no hay un relato único que lo englobe todo
BIBLIOGRAFÍA
DANTO, Arthur. El final del Arte. En: El Paseante, 1995, núm 22-23.
DANTO, Arthur. Después del fin del arte. El arte contemporáneo y el linde de la historia. Barcelona: Paidós, 1999.
1 comentario:
la interpretacion de la expresion "fin de arte" en Arthur Danto,se refiere a un final de cierta manera de pensar en el arte, y es mas el mismo critico del arte nos menciona: "debemos pensar en el arte despues del fin del arte, como si estuviesemos en una transicion desde la era del arte hacia otra cosa, cuya forma y estructura exacta aun se debe entender" DANTO, Arthur.DESPUES DEL FIN DEL ARTE. El arte contemporaneo y el linde de la Historia.Paidos,Barcelona, 1999. pag 26.
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