martes, 30 de octubre de 2007

TRABAJO DE ESTÉTICA

UNA LECTURA BIEN HECHA

Al leer a cabalidad el artículo de George Steiner Una Lectura Bien Hecha, se precisa con sumo interés y cuidado como debe ser el modelo de lector.
De manera que el autor precisa unos pasos a seguir para realizar una lectura de calidad.
Para esto, el autor divide sus escrito en seis numerales y enuncia en ellos problemáticas inscritas en la lectura.

A continuación, Steiner en el primer numeral traza un paralelo entre un soldado de la primera guerra mundial y un escrito. Ambos leen con suma atención el libro “El Mundo como Voluntad y Representación” de Schopenhauer. Mientras el primero enfoca su lectura hacía el problema de la voluntad y el aniquilamiento, el otro orientará una obra encarrilada en el imperioso pesimismo del renunciamiento planteado por Schopenhauer


Para ilustrar mejor lo anterior, el autor postula el siguiente interrogante “¿cuál de estas dos lecturas es mejor?”(Steiner 1998:29). Afirma Steiner que no hay respuesta objetiva para la cuestión. Declara que la lectura del soldado personificado por Hitler y la del escritor por Thomas Mann se mueven en contextos diferentes, aunque bajo el mismo terror de la primera guerra mundial, cada uno la percibió y analizó de manera netamente parcial. Esta es la consigna más importante que enfoca el autor en el numeral dos, “Toda lectura es selectiva, toda lectura es siempre parcial y partidaria” (Steiner 1998:29). Es decir, toda la lectura que hagamos se mueve bajo nuestros criterios, dirigidos para un bien o perjuicio es tema de discusión aparte.

Conjuntamente, el autor declara que no puede legislar acerca de la verdad y falsedad de ambos lectores sobre la lectura en cuestión, pero retoma la cuestión inicial “¿Cuál de las dos lecturas descritas sería una lectura bien hecha?”(Steiner 1998:30).

En tal sentido, para contestar la anterior pregunta Steiner plantea los instrumentos necesarios para realizar una buena lectura.

Primero considera la importancia del léxico, es decir, las palabras como fuente principal de la lectura, en donde su correcta utilización hace más rica y comprensible todo el arte de leer. Un segundo instrumento es la gramática, con ella el autor informa la necesidad de conocer las estructuras sintéticas como la sintaxis, la semántica.

Añade que con respecto a la poesía se enfoca sobre los tratados de métrica, el autor precisa que “Explícitamente en toda poesía, implícitamente en toda prosa de calidad, la medida, la cadencia, el ritmo, las vocales breves y largas, y la puntuación son los que construyen el sentido” (Steiner 1998:31). A la par es necesario tener una “introducción a la retórica” (Steiner 1998:31). La cual elabora códigos, reglas y se mejoran gradualmente la comunicación verbal, refiriéndose expresamente a como leer y entender lo que se dice.

Además, para complementar la comprensión del texto es necesario que el sentido común del lector le indique que circunstancias históricas, sociales, en las que se produjo el texto forman parte de este. Es decir que para leer tan siquiera un párrafo, por ejemplo de Madame Bovary requiere tener conocimientos de la sociedad, los conflictos ideológicos y la sintaxis expuesta de la Francia demarcada por Flaubert.

Steiner precisa que las premisas socioeconómicas y sociales son instrumentos necesarios que sirven para la interpretación de la obra.

Continuando con el argumento, en el numeral cinco, el autor se detiene en el progreso de su escrito y dice que el esbozo de la figura que expone es una broma y pregunta “¿Quién dispondría hoy del tiempo, de una privilegiada educación y de los medios técnicos para efectuar semejante lectura?”(Steiner 1998:34). Para contestar lo anterior, el autor evoca la pérdida de silencio generada por el caos recurrente de la ciudad que no permite una lectura calmada y complaciente. Añade que el modelo de lector ha tenido una “iniciación en latín, el contacto aunque raro, con el griego, el análisis gramatical y métrico, la familiaridad con el transfondo histórico…” (Steiner 1998:34). Y sobre todo aprender de memoria que “…era un ejercicio evidente y perenne para el alumno” (Steiner 1998:34). Esta práctica sumamente importante, actualmente se ha perdido y se ha ejercitado una amnesia en la educación secundaria que se remonta a las dos guerras mundiales y al avance imperialista norteamericano.

A pesar de esto, el auto no pierde la esperanza y muestra ejemplos de buenos lectores como son el caso de Walter Benjamín y Gershom Scholem respecto a la clara y concisa lectura de Kafka.

En el último numeral, Steiner enfoca el tema de la deconstrucción, ésta basada en el sentido del “fuera del texto”; deconstrucción que indica una rebeldía, una transpersonalizacion de la “palabra y habla” (Steiner 1998:37). De lo anterior, por vía de releer se sigue a la numerosa reinterpretación d cualquier texto o escrito.

Orienta Steiner un ejemplo de esta reinterpretación, es el judaísmo que vive una eterna relectura de interpretaciones que lo fundamentan y a la vez le suscita el horror del holocausto.

Finalmente es propio del hombre el agrado de conocer y tratar de decodificar el entorno, y lo más importante, el texto para interpretar y dar sentido a todo aquello que puede ser ocultable a la simple realidad de las apariencias sobre todo ante las cosas y las palabras.

“Es la pasión por lo inteligible – homo sapiens sapiens-lo que vuelve más o menos soportable nuestra condición biológica, que es la de la mortalidad y que constituye lo que nos resta de dignidad. Acaso ¿querer comprender, hacer una buena lectura, no es querer ser libre?”(Steiner 1998:38).

Esa libertad nos la da en suma los desacuerdos y subjetividades inevitables de una lectura, esta se presta a la interpretación y por ende a la deconstrucción, pero aquí surge el buen lector. Ese lector que desde posibilidades epistemológicas y éticas abocara por una lectura bien hecha.

1 comentario:

Anónimo dijo...

muy buuen resumen del esnayo, me ayudó a entender mejor el texto original