martes, 30 de octubre de 2007

TRABAJO DE ARISTÓTELES

NUDO Y DESENLACE

En este apartado, Aristóteles expone una división binaria respecto al argumento en la tragedia – nudo y desenlace[1]-. Cabe recordar que la tragedia consta de seis partes o elementos: argumento, los caracteres, el lenguaje, el pensamiento, el espectáculo y la música (partes cualitativas).

En el apartado 12 se refiere a las partes cuantitativas que son: el prólogo, el episodio, el éxodo y el coro (párodo y estásimo).

Entonces, el nudo y el desenlace, orden jerarquizado que presenta Aristóteles, son una unificación tanto de lo cuantitativo como de lo cualitativo.

El nudo es un enlace o conexión de unos hechos con otros o dependencia que tienen entre sí, que preceden al desenlace. El final es la solución a un asunto o a una dificultad, aunque no en todas las ocasiones sucede. Por ejemplo: el final definitivo de Edipo, no se encuentra en su propia obra, sino que se sigue la acción ocurrida en Antígona, y después Edipo en Colono.

Este nudo está formado por hechos (acciones) tanto como ocurren en escena y por otras acciones fuera del texto. Por ejemplo: en la lectura de Edipo Rey, la acción ocurrida fuera de escena es la muerte de Layo a manos de Edipo en la convergencia de caminos, la cual es comentado por el coro.

Aristóteles aclara que lo constitutivo del núcleo es que se extiende desde el principio del argumento, en el cual ya comienza a entrelazarse las acciones significativas de la obra, hasta el momento en que se produzca el cambio de la felicidad a la desdicha (acontecido por un error trágico –hamartia) o viceversa (es el caso de la obra Ifigenia en tauris). Este cambio anuncia necesariamente el desenlace. Éste, debe desarrollarse enteramente dentro de la obra, es decir, en el escenario y no por aparte.

Así, pues, aunque muchas tragedias se basan en tramas diferentes, todas poseen indistintamente el desarrollo del núcleo y el desenlace, que sirve como medio de clasificación.

Según, el estagirita hay cuatro clases de tragedia, el orden de importancia es como se sigue:

Compleja: la cual consiste en peripecia y reconocimiento ejemplo Edipo Rey.

Patética: cuya temática es representar el apetito sensitivo que comportan placer o dolor, como la ira, el temor, la envidia, la compasión, el amor, el odio, pasiones innatas del ser humano y las cuales lo conducen de la felicidad a la desdicha.

Tomando como eje guía, en esta parte del escrito el libro – Retórica- Aristóteles expresa que las pasiones son “(…) ciertamente las causantes de lo que los hombres se hagan volubles y cambien en lo relativo a sus juicios, en cuanto que de ellos rigen penas y placer “(Aristóteles 1999: 310).

En consecuencia con lo anterior, define la ira como “un apetito penoso de venganza por causa de un desprecio manifestado contra uno mismo o contra los que nos son próximos, sin que hubiera razón para tal desprecio”( Aristóteles 1999: 313).

El iracundo se encoleriza contra un individuo concreto, por algo que le han hecho o iban a hacerle a él mismo o ha alguno de los suyos, y con esto, a toda sensación de ira guarda un cierto placer se esperanza de vengarse.

Respecto al amor, lo configura como “(…) la voluntad de querer para alguien lo que se piensa que es bueno- por causa suya y no de uno mismo- así como ponerlo en práctica hasta donde alcance la capacidad de ello”( Aristóteles 1999: 327).Aristóteles expone a varios tipos de personas a quienes se ama, por ejemplo: al amigo, de manera que aquel que quiere para el otro lo mismo que para si mismo pone con ello manifiesto que es amigo suyo. Al bienhechor o ha las personas de nuestro interés; a los que nos hacen favores; también a los amigos de nuestros amigos y a los que aman a los que amamos y a su vez a los que tienen nuestros mismo enemigos. A los que nos deleitan con su trato y compañía, a los que elogian las cosas buenas que uno tiene, etc.

Las causas que producen la amistad son el favor, el hacerlo sin necesidad que se ruegue y el no hacer patente que se ha hecho.

El odio representa un deseo de hacer un mal, contrario a la amistad, y se dirige expresamente al género en total.

El temor “es un cierto pesar o turbación nacidos de la imagen de que es inminentemente un mal destructivo o penoso”( Aristóteles 1999: 334).

De acuerdo a las tipologías del miedo, se siente este ante la proximidad de lo terrible; dan miedo los que son más fuertes que nosotros por ejemplo; se añade que “ también son temibles, de entre los que hemos hecho victimas de injusticia o son enemigos o rivales nuestros, no los coléricos o de palabra franca, sino los que son calmos, irónicos o tortuosos, ya que estos no descubren se están prontos a actuar, de modo que tampoco queda nunca claro si su acción está lejana”( Aristóteles 1999: 337).

La vergüenza “es cierto pesar o turbación relativos a aquellos vicios presentes, pasados o futuros, cuya presencia acarrea una perdida de reputación. Y que la desvergüenza es el desprecio o la insensibilidad ante estos mismos vicios”( Aristóteles 1999: 341).

Como causantes de la vergüenza están, por ejemplo:

Abandonar el escudo y huir, referente a la cobardía; robar una fianza; mantener relaciones carnales con quienes no se debe o donde y cuando no conviene pues esto resulta del desenfreno; obtener ganancias de cosas ruines o vergonzosas o de personas imposibilitadas; pedir de forma que parezca mendigar.etc.

Además, Aristóteles enfatiza que “(…) sentimos vergüenza ante aquellos cuyo prejuicio importa. E importa el juicio de quienes nos admiran o de aquellos otros a quienes admiramos o por los que queremos ser admirados, así como el de aquellos cuyos honores nos sirven de estímulo o posición no cabe desdeñar”( Aristóteles 1999: 346).

La envidia es ciertamente “ un pesar turbador y que concierne al éxito pero no del que no lo merece, sino del que es nuestro igual o semejante”( Aristóteles 1999: 367).

Llama iguales a los de la misma estirpe, parentesco, edad, modo de ser, fama o medios económicos.

Se envidia, entonces, a quienes rivalizan con nosotros en honores, con los competidores en el amor y en general con cuantos aspiran a las mismas cosas que nosotros.

También son envidiosos los que poco les falta para tenerlo todo.( Razón por la cual los que realizan grandes cosas y los afortunados son más envidiosos) ya que piensan que todos quieren arrebatarles lo que es suyo.

Lo anterior son algunas pasiones que describe el filósofo, de manera presentadas aquí generales.

Continuando con las tragedias, la tercera en su orden es la ética. La cual representa valores morales. En esta, para los buenos el nudo es desdichado y el desenlace feliz; y para los malos, el nudo feliz y el desenlace desdichado.

La Odisea sería ética, porque concluye con el castigo de los pretendientes y el triunfo de Odisea y los suyos.

La cuarta clase es la de espectáculo y las que transcurren en el Hades. Lo importante en estas es la visión de lo llamativo y maravilloso. Por ejemplo: en la escenografia el estallido de un volcán y las muertes que produce.

Se añade, que en las anteriores tragedias se encuentran la peripecia y el reconocimiento, pero carecen de importancia respecto a sus características más ilustrativas.

A su vez, el buen poeta trágico debe dominar las cuatro clases, o sin no, por lo menos las más importantes que son: la compleja y la patética. Se considera que un preparado poeta supera a aquellos que solo se especializan en alguna.

Adviértase, pues, que Aristóteles insiste que no se debe construirse una tragedia regida en un sistema épico. Llama épico a la pluralidad de relatos que se integran en un sistema o estructura única (Tópico trabajado en el apartado 5).

Fracasa entonces, el poeta que intenta abarcar la totalidad de la Iliada y no una parte.

La tragedia consta de una extensión determinada, basada implícitamente en una unidad de medida de tiempo, no dispone de espacio para desarrollar muchos episodios; mientras que la epopeya la acción tiene una duración indefinida.

A su vez, la tragedia consta de argumentos en los cuales se halla la peripecia y reconocimiento, lo primero relacionado con la transformación de lo actuado en su contrario, y el segundo el cambio de la ignorancia al saber (Argumentos complejos); los argumentos simples son los que no se presenta el reconocimiento y la peripecia. En esta parte, se fundamenta que aunque varios no fueron exitosos en la conducción de la tragedia basado en un sistema épico, en los argumentos simples, como las epopeyas, si alcanzaron cierto reconocimiento en su elaboración. Ya que no se encuentran ambos elementos (reconocimiento y peripecia) vinculados a la épica, sino que se encuentra uno de los dos.

La última parte corresponde a lo relacionado con el coro, en el que se precisa que se le debe considerar como uno de los actores y una parte de la unidad dramática que participa junto a los demás, es decir, el coro como parte esencial de la tragedia que debe entrar en el argumento. Tarea que hace bien Sófocles en sus obras, el coro acorde con la totalidad de la pieza.

Aristóteles presenta aquí, un margen subjetivo, ya que trata de persuadir ese cambio revolucionario que trabaja Eurípides. Éste integra al coro con figuras que poco tienen que ver con la trama y cuyo objetivo se reduce al de comentaristas líricos, ignorados por los personajes. Se anuncia que fue Agatón quien introdujo esta práctica, pero Eurípides la popularizó.

BIBLIOGRAFÍA

ARISTÓTELES (1999), Poética. Madrid: Editorial Gredos, Pág. 113

ARISTÓTELES (1999), Retórica.Madrid: Editorial Gredos, Pág. 626.



[1] Aunque esto es de carácter relativo en algunas tragedias.

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